En años recientes los bancos e instituciones financieras optaron por estrategias que van más allá de maximizar el beneficio económico de sus actividades, empezando a invertir activamente en sostenibilidad. Las finanzas sostenibles cubren un amplio espectro de inversiones que se pueden resumir en 5 niveles:

Las finanzas verdes son un subconjunto de las finanzas sostenibles. El financiamiento verde se define como el aumento en el nivel de los flujos financieros (desde la banca, el microcrédito, los seguros y la inversión) de los sectores público/privado y sin fines de lucro hacia las prioridades de desarrollo respetuosas con el medio ambiente. El objetivo es la gestión de los riegos ambientales y aprovechar las oportunidades que proporcionan los beneficios ambientales con una tasa de rendimiento financiero decente.
Algunos ejemplos son los Bonos Verdes, los Bancos verdes, el financiamiento de carbono y los fondos verdes comunitarios, todos ellos son instrumentos financieros que tienen el mismo objetivo.

Las finanzas climáticas son un subconjunto de las finanzas verdes, en un sentido amplio de la palabra, las finanzas climáticas son cualquier tipo de financiamiento utilizado para mitigar los efectos del cambio climático. Sin embargo, siendo más específicos, el financiamiento climático se refiere a todos los flujos financieros provenientes de los países desarrollados hacia las economías en desarrollo con el objetivo de cooperar y luchar contra los efectos del cambio climático, como ser los gases de efecto invernadero (GEI) y al mismo tiempo ayudarlos a desarrollar e invertir en tecnologías y recursos que combatan activamente estos efectos como el desarrollo de plantas solar y energía eólica.